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Hay tebeos que, sin ser extraordinarios,  logran lo que otros tantos no: cumplir las expectativas y ofrecer exactamente lo que venden. Si además lo hacen con una historia solvente y con un dibujo atractivo, mejor que mejor. Es el caso de ‘Batgirl: La chica murciélago de Burnside‘, agradable sorpresa servida por la casa de DC en España, ECC Ediciones. A Barbara Gordon, la chica bajo la máscara, le sienta muy bien la mudanza de equipo creativo y de barrio.

Este título es el comienzo de una nueva etapa para el personaje. Tras una larga temporada bajo las riendas de la guionista Gail Simone, las aventuras de Batgirl han pasado a un nuevo equipo creativo encabezado por Cameron Stewart. En un principio, Stewart iba a encargarse en solitario del proyecto, convirtiendo esta serie en una obra de autor, pero esta ocupación era incompatible con su labor para un título independiente (lo cual plantea… ¿Cuales son las condiciones actuales de DC para que un autor prefiera una ‘indi’ que una ‘major’?). Así que Stewart escribe la serie (con la colaboración de Brenden Fletcher) y aboceta las páginas, mientras que el dibujo corre por cuenta de la joven y talentosa Babs Tarr.

Barbara Gordon es un personaje con mucho drama a sus espaldas. Es hora de darle un respiro. Stewart le hace las maletas y la muda a Burnside, el barrio de modernos de Gotham City. Allí la joven podrá retomar sus estudios de posgrado, y hacer la vida de una chica de su edad: compartir piso, salir de fiesta, ligar… ¡Si hasta cambia de traje por uno más acorde con los tiempos! Pero la tranquilidad dura poco. Parece que alguien está sirviéndose de las redes sociales para urdir una trama contra ella. Los ataques no solo llegarán de la mano de villanos de opereta, sino a través de la Red, por lo que Batgirl se lanza a mejorar su imagen a base de ‘selfies’ y ‘megustas’.

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Este es el punto de partida de un entretenido hilo argumental pegado a la realidad de los jóvenes actuales. Y no solo por el acertado y bien integrado uso de las redes sociales como parte de la intriga, sino por un sinfín de detalles que destilan autenticidad. Chistes sobre barrios de ‘hipsters’ (como el peligro de ser atropellado por una bicicleta o la dificultad para encontrar una cervecería no artesana), una ligera sátira sobre el arte contemporáneo como espectáculo, informáticos autónomos al rescate de la aplicación social de moda… En definitiva, Stewart y Fletcher se marcan una historia y definen a unos personajes rotundamente contemporáneos, creíbles dentro de los parámetros de la septuagenaria ficción superheróica, lo que tiene mucho mérito.

El trabajo de Babs Tarr, sobre los bocetos de Stewart, aporta más frescura si cabe a la nueva etapa de la chica murciélago. Su estilo desenfadado, muy en la línea de las propuestas de Boom! Studios, le valió una nominación a los Eisner. Cuenta con el respaldo en el color de Maris Micks, cuyo acabado final convierte la lectura en una experiencia muy agradable.

‘Batgirl: La chica murciélago de Burnside’ es tebeo entretenido e inteligente recomendable para todos los públicos, aunque sin duda quienes mejor conectarán con él son las adolescentes y jóvenes universitarias, que verán en ‘Batgirl’ a una de los suyas.